La particular experiencia de proyectos arquitectónicos y urbanos -que como docentes se llevó adelante en el Taller 8 de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo-, hoy en día nos sigue interpelando por el desempeño de aprendizajes ante las nuevas demandas educativas. Este texto, tiene por objetivo tomarnos un momento y centrarnos en repensar herramientas de encuadre sin desconocer las condiciones de contexto por las cuales discurrieron. En el rol docente de sostener esos espacios, disolvían los límites de acceso y se convertía en un espacio inclusivo y antagónicamente expulsivo.
Ahora bien, ante la inminencia de la pandemia, las dificultades compartidas de un funcionamiento efectivo de las redes y la necesidad de llevar el taller de proyectos al ciber espacio, complejizó didácticas y dinámicas utilizadas frecuentemente que intuíamos ya no podríamos volver a utilizar. Aun sabiendo que los procesos de cambio se habían iniciado antes de la pandemia, la misma solo hizo que los mismos se acentuaran. En ese sentido, desapareció el "espacio taller" y el proyecto adoleció de instancias de intercambio mano a mano y de dibujo a la mano. La articulación en términos de conocimiento que producía el ojo, la mente y la mano (Pallashma Juhani, 2012) como sistema coordinado del proceso proyectual se transformó radicalmente hasta desaparecer.